¿Qué son los árboles monumentales?
Los árboles son los seres vivos más grandes y longevos de la tierra. Pueden crecer hasta 116 m de altura y vivir 5000 años. Sin embargo, encontrar ejemplares tan altos y longevos es una rareza. De hecho, sólo 50 especies de árboles, de alrededor de 100.000 del mundo, superan los 70 m de altura. Estos árboles son monumentales por su tamaño excepcional pero también por su belleza y valor sociocultural.
En Chile seis especies o tipos de árboles superan los 50 m de altura, aunque ninguno alcanza los 70 m. El árbol más alto en Chile mide 54 metros. Encontrarse con un árbol de esa dimensión es poco común. Los investigadores sólo han encontrado 12 árboles con más de 50 metros de altura y 27 con más de 2,5 metros de diámetro en los bosques de Chile. El especialista Dr. Álvaro Gutiérrez propone, como criterio ecológico, que en Chile se consideren árboles monumentales aquellos con un diámetro a la altura del pecho (1.3 m) mayor a 2.5 m y/o altura total mayor a 50 m.
¿Por qué son importantes estos árboles monumentales?
Desde una mirada ecológica, su gran tamaño les permite cumplir roles fundamentales para la vida en el bosque. Por ejemplo, las raíces grandes y profundas permiten extraer nutrientes y agua desde las capas de suelo profundo y llevarlas a la superficie para que otros organismos pueden aprovechar esos recursos. Las raíces también se entrelazan con redes de hongo, aumentando la disponibilidad de nutrientes para que las plantas puedan crecer y proporcionando hábitat para animales, plantas y hongos. De esta manera, sostienen la biodiversidad que permite que se forme un bosque resiliente ante perturbaciones como el cambio climático o daños provocados por el ser humano. Los árboles, como todas las plantas, secuestran el dióxido de carbono del ambiente en su proceso de crecimiento. La gran biomasa de los árboles monumentales, en particular, actúa como un reservorio natural para este gas invernadero. ¡Un árbol monumental puede llegar a almacenar 30 toneladas de carbono! [comprar con cifra de emisión por ej].
Estos árboles contribuyen de manera importante a mantener los ciclos de nutrientes y por ende a la fertilidad de suelos. Al caerse y morir, su gran biomasa se re-integrar al suelo durante su proceso natural de descomposición. No sólo eso, la caída de uno de estos árboles monumentales abre un espacio en la cubierta del bosque que permite la entrada de luz. Esto renueva y reestructura esta cubierta, dándole pasos para crecer a los árboles jóvenes de más abajo.
Son esenciales para entender la historia del clima y las perturbaciones del bosque en su conjunto, y generar conocimiento para proteger, conservar y restaurar distintos tipos de bosques y paisajes. Así, también sin un reservorio incalculable de conocimiento ecológico. Lamentablemente su población declina a nivel mundial y en Chile.
Los árboles monumentales son parte de nuestro patrimonio bio-cultural. Hitos de nuestro paisaje, despiertan emociones, imaginarios, y valores estéticos que contribuyen a formar nuestra identidad. Desde lo simbólico, sus vidas centenarias nos recuerdan lo efímero de nuestras vidas humanas y nos conectan con nuestros antepasados. Es común que su presencia despierte el interés de las personas que los visitan, en parques, plazas o bosques prístinos. Al reconocerlos e integrarlos a nuestras vidas, se entrelazan en la construcción de nuestro sentido de pertenencia y memoria. Bordeando los 500 años, los árboles monumentales son testigos vivientes de nuestra historia y los procesos que han marcado el territorio incluso antes de la formación del estado chileno. Han sobrevivido a las explotaciones y degradaciones iniciadas a partir del siglo XVI ¿sobrevivirán las acciones humanas de nuestro presente?
¿Cómo protegerlos?
A pesar de su importancia ecológica, la legislación chilena no contiene instrumentos para la conservación de estos habitantes monumentales. Nuestra legislación podría avanzar sobre la base de criterios ecológicos, artísticos y socioculturales para otorgarles una protección especial a estos árboles.
Otros países sí le han otorgado una protección especial. En España y Portugal, por ejemplo, los árboles monumentales son conservados por su importancia estética (belleza y de inspiración artística), biológica (como rareza), por sus dimensiones (grosor, altura o tamaño de la copa) e históricas (si ha sido parte de algún hecho histórico o culturas populares). En Valencia incluso existe una protección genérica para los árboles de 350 años, de 30 m de altura o 6 m de perímetro de tronco.