Investigadores trabajan en la recuperación de la papa del desierto, una planta capaz de resistir a la sequía y baja disponibilidad de nutrientes

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En el marco de un proyecto de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), crearán un método de cultivo y estrategias de comercialización de la papa del desierto

Fotografía de Melissa Aguilar

La papa del desierto (Hoffmannseggia doelli) es sin duda una planta única. Crece en condiciones extremas, a pleno sol en el desierto, bajo fuerte exposición a la radiación y a gran altura. En esta zona las precipitaciones son escazas alcanzando solo entre 100 a 300 mm anuales y además existe una alta fluctuación de temperatura, con 40°C en el día y de -8°C durante la noche. Esta planta, genera un pequeño tubérculo, que es una alternativa atractiva como alimento en el actual escenario de cambio climático.

Pensar en el avance de la desertificación hacia el centro del país y la necesidad de generar nuevos cultivos que resistan esas condiciones, fue la motivación de la investigadora Dra. Viviana Araus, del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), para desarrollar un ambicioso proyecto que apunta a establecer la papa del desierto como un nuevo cultivo capaz de crecer en suelos marginales.

Fotografía de Melissa Aguilar

Serán cuatro años de trabajo con esta planta. Si bien la papa del desierto no ha sido cultivada, se tienen registros de que era recolectada y consumida por los antiguos lugareños y pastores que recorrían esta zona del desierto de Atacama. El Dr. Rodrigo Gutiérrez, coordinador principal del proyecto, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Subdireditor del iBio, ha estudiado por más de 10 años distintas plantas que crecen en el desierto, incluyendo a Hoffmannseggia doelli. Dentro de los resultados mas notables, el equipo del Dr. Gutiérrez ha revelado que la papa del desierto posee un gran valor nutricional, siendo rica en potasio, fibra, hierro y magnesio.

Esta planta forma en sus raíces tubérculos que en la antigüedad fueron alimento de pueblos originarios. También destaca porque crece en suelos con baja disponibilidad de nitrógeno, que es un nutriente clave”. Comentó la Dra. Araus.

Esta papa quedó marginada de la agricultura industrializada, es pequeña, irregular y nunca ha sido cultivada masivamente, siendo superada por otras papas mucho más rentables. Pero sus características únicas la hacen nuevamente estar en los ojos de expertos.  Además, ante los actuales desafíos de nuevas condiciones marginales producto del cambio climático que enfrenta la agricultura, la papa del desierto se presenta como una opción de alto valor nutricional, de carácter endémico y como una alternativa a cultivos tradicionales que en las futuras condiciones climáticas no se podrán desarrollar.

Para intentar posicionar esta planta como un cultivo, la Dra. Araus, del iBio, explica que estandarizarán un protocolo de cultivo y manejo en condiciones de sequía y baja disponibilidad de nitrógeno, y transferirán todo el conocimiento a la Asociación de agricultores de Socaire, en el norte de Chile. Se contempla también el diseño de una estrategia de comercialización de productos de papa del desierto en el mercado nacional para apoyar a los agricultores.

Fotografía de Melissa Aguilar

Dentro de los potenciales que destacan los encargados del proyecto, resalta la oportunidad de incluir a los agricultores en la optimización del protocolo, al realizar las pruebas de campo en directa colaboración con los agricultores de la zona norte del país. “A ellos les entregaremos los protocolos para que lleven a cabo las pruebas de cultivo de la papa del desierto y recibiremos sus observaciones del proceso, tomando en consideración el conocimiento campesino y la construcción de conocimiento conjunto con el equipo técnico del proyecto. Finalmente esperamos terminar el proyecto teniendo un producto sostenible en el tiempo que permita la comercialización de esta papa”. Concluyó la Dra. Viviana Araus.

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