ENGLISHEl Investigador del Instituto de Biología Integrativa (iBio) Luis Larraín, se encuentra entusiasmado y muy motivado, ya que está liderando su primer proyecto de ciencia aplicada, algo que como biotecnólogo siempre imaginó.
¿Cómo logran sobrevivir los hongos en un ambiente tan extremo como el del desierto de Atacama? —Se pregunta Luis Larraín— Pero no son cualquier hongo, tampoco como los que uno puede encontrar en los bosques del sur del país. Se trata de hongos microscópicos que viven en las raíces de algunas plantas.
Los cambios de temperatura, la baja disponibilidad de nutrientes, alta radiación solar, son características del desierto de Atacama. —Uno tendería a pensar que en el desierto no hay nada, pero es todo lo contrario, hay seres vivos que están ahí, aunque no los vemos a simple vista —recuerda el investigador—.
— Como biotecnólogo siempre he querido llevar la ciencia a poder solucionar problemas reales. Particularmente el poder cambiar positivamente la vida de las personas es una motivación. En este caso, nos enfocaremos en el desarrollo de un biofertilizante basado en una combinación de diferentes hongos que presenten cualidades promotoras del crecimiento de hortalizas, y que además brinden tolerancia a sequía y salinidad—detalló Luis Larraín sobre su proyecto de Valoración de la Investigación en la Universidad (VIU), un programa de ANID-FONDEF.
¿Cuáles podrán ser los usos e impactos positivos que tendrá el biofertilizante?
—Es súper importante el desierto de Atacama. Encuentro que no se le da mucho valor, pero es un verdadero laboratorio natural de condiciones adversas. Tenemos una gran fuente de conocimiento natural en el desierto de Atacama, donde viven microorganismos que nos pueden ayudar a resolver desafíos como el cambio climático. Este año esperamos obtener un prototipo de biofertilizante basado en estos hongos endófitos del desierto— dice el director del proyecto VIU.
¿Qué otras zonas del país te interesan como laboratorio natural y por qué?
Principalmente el desierto ya que pienso que es un lugar que no está lo suficientemente investigado en cuanto al aprovechamiento de su patrimonio biológico, por mi parte los hongos que ahí viven. Si tuviera que pensar en otra zona de interés serian las costas del país principalmente del norte, por el factor de temperatura y aridez, pero son interesantes ya que existen lugares donde crecen plantas que son capaces de tolerar altas concentraciones de sales y sería interesante conocer si existen hongos que favorezcan su crecimiento ahí.
En el contexto del cambio climático, recuerda Larraín, se están enfrentando procesos de pérdidas de cultivos por la sequía o fuertes variaciones de temperatura, pero recuerda que, esas condiciones son las que han enfrentado durante miles de años la flora, fauna y funga del desierto de Atacama.
¿Cuáles son tus metas de investigación en los próximos 10 años?
– Primero espero que las investigaciones que estamos realizando logren desarrollarse exitosamente para lograr un biofertilizante que ayude a los agricultores a disminuir sus pérdidas por sequía. Luego de cumplir con el desarrollo de esta tecnología me gustaría poder crear una empresa cuyo enfoque sea resolver problemáticas relacionadas con el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas nativos.
¿Qué le dirías a jóvenes estudiantes que imaginan liderar proyectos y hacer investigación aplicada?
-Les diría que se motiven con un problema que quieran resolver para poder trabajar poco a poco en él, y que con paciencia y esfuerzo se pueden conseguir grandes cosas como esta oportunidad de financiamiento.
