Científicas y agricultor de Calle Larga prueban biofertilizante de producción local que podría revolucionar la agricultura de la zona

by Live Comunicaciones

El proyecto cruza ciencia y experiencia campesina para buscar soluciones sostenibles frente a la crisis ambiental global.

¿Y si el secreto para que un campo sea más sustentable estuviera en un biofertilizante hecho con guano, leche y levadura? Esto es lo que están investigando científicas del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), en conjunto con el agricultor Víctor Orellana y el equipo de Prodesal de la comuna de Calle Larga en la Región de Valparaíso, en un innovador proyecto de ciencia participativa que busca validar el efecto de BIOVOR, un bioinsumo agroecológico desarrollado en la zona.

“Estamos combinando saberes locales con herramientas de la ciencia para enfrentar desafíos urgentes como el cambio climático, el agotamiento del suelo y la necesidad de una agricultura más limpia”, afirma el grupo de investigadoras del iBio, compuesto por la Dra. Elena Vidal, la microbióloga y Mg en Ecología de Zonas Áridas Jeimy Moscote y la Dra. Maite Salazar.
El estudio comenzó con una caracterización microbiológica del biofertilizante, revelando una rica comunidad de microorganismos beneficiosos -como bacterias ácido lácticas, hongos y algas fotosintéticas- que promueven la salud vegetal. En ensayos preliminares, BIOVOR mejoró hasta en un 35% la germinación de semillas de tomate en comparación con fertilizantes comerciales.

Actualmente el equipo dio un paso más: implementar un ensayo de campo real en el predio de Orellana para evaluar el impacto de BIOVOR en el cultivo de lechugas. La investigación contempla análisis metagenómicos del suelo, productividad, contenido de nutrientes y observaciones sistemáticas del propio agricultor. “Este proyecto es especial porque se hace con los agricultores. No solo aporta datos científicos clave sobre los bioinsumos, sino que fortalece el rol de la agricultura familiar campesina como protagonista de la transición ecológica”, destacan desde iBio.

Las investigadoras concluyen que la experiencia, marca un hito en la forma en que se hace ciencia en Chile. “Buscamos relevar el territorio y que los estudios son más fructíferos a partir del diálogo, a fin de generar impacto directo en las comunidades. Sin duda, es un modelo replicable para pensar el futuro de la alimentación en tiempos de crisis climática”, aseguran las especialistas.

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